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Semos latinos,u Know?

Semos latinos,u Know? ¿Estamos avocados a desaparecer? ¿Es la gente consciente de que son prescindibles en su mayoría hagan lo que hagan? Llevando eso al terreno netamente musical. ¿Aportaremos algo tras nuestro paso por aquí? ¿O, como una pelusa, nos llevará el viento para otro sitio? Imaginen ustedes muertes conocidas del rock. Cualquiera de ellos, nos guste o no, han dejado ya una huella permanente, aunque solo sea por el simple hecho de que nos acordemos de ellos alguna vez. Pero sin embargo hay clases y clases. No es lo mismo rememorar a Kurt Cobain o Jimi Hendrix que al de los INXS que pereció con la auto-asfixia esa o G.G. Allin, el guarro hombre orquesta, que se suicidó en un W.C. Pero bueno, cada uno tuvo su momento de gloria, más o menos. Los importantes, los indiscutibles, dejaron al menos un legado, algo que aportaron al puerco mundo este. No tiene porque ser un hallazgo, o un descubrimiento en concreto. Algo. Pero ¿Qué dejaran la nueva ola de cantantes “latinos”? ¿Alguien será consciente de las aportaciones de un Bisbal o un Marc Anthony al arte de las musas? A lo mejor dejar, lo que se dice dejar, dejen la estrategia del virus humano. La autoréplica que no se mejora. Clones y clones que triunfan o no, dependiendo de que la multinacionales o los capos de la mafia gusana de Mayami tengan un buen día, almorranas o hayan perdido en sus sorteos, ya sean en la bolsa, el hipódromo o el circuito vietnamita de ruleta rusa, un dinero o unas acciones. Y ustedes me dirán, pero si una persona tiene talento, tiene talento. Para empezar, una persona con talento tiene un mínimo de inteligencia natural, que le impiden cantar canciones chorras o bailar como Chayanne. El “talento” es una palabra muy imprecisa que igual define la pericia de un butronero que la capacidad que tiene un guardia jurado para imitar a José María García. Quieren el éxito, no la fama. Y me explico, la fama como trascendencia, como la usaba Jorge Manrique en sus coplas a la muerte de su papa. Quieren retozar con gacelas/potros con las mismas luces que ell@s, esnifar farlopa de una bandeja de plata encima de la cabeza de un enano y quedar bien en La Noche de Fuentes o en Lo + plus. Y relacionarse con los capos latinos, a los que besan en el anillo. Eso si todo muy profundo y desde lo mas hondo de su corassssón. Todo es humo. Éter. Mentira sobre mentira. Alejandro Sanz que controla desde su atalaya, con Emilio Stefan, con Santana y demás gusanos, el percal. Abajo la piratería, que si no tendrán que renunciar al chofer del jardinero.
Hay más verdad en un silbido anal de Daniel Johnston en la intimidad de su cuarto de baño que en todos los discos que han sacado y sacarán todas estas liendres latinas.

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